Es sorprendente, como en los momentos más emocionantes de tu vida, tu mente se vuelve una retahíla de emociones y luego nada. Eso pensábamos.
Como ahora mismo, siento como el sentimiento de desesperación por zafarse de sus propias garras se convierte en una paz, una calma inconfundible.
Como cuando jalo sus propios tendones, los específicos, sin error alguno.
Haciendo cerrar sus manos alrededor de sus cuellos, cuanta resistencia poseen esos ligamentos.
Además, los que observan saben que me he dedicado noches enteras en estudiar dichos cuerpos y hacer más artístico el trabajo.
Deben estar agradecidos, ahora saben que el sentimiento de horror, sufrimiento, desesperación y demás blasfemias y mentiras, como mencioné, se puedan convertir en emociones verdaderas, como lo es la paz y pago de la vida.
Es mi deber como persona y médico, Y como tal, los pacientes deben confiar su vida en mis manos, lo cual han hecho muy bien, lo que me hace seguir adelante.
Como profesión tengo el deber. Mantener un buen estándar de la práctica médica y mostrar respeto por la vida humana. Y que mejor haciéndoles sentir y ver el significado de todo.
Jamás me di por vencido, aun por mis métodos "ortodoxos" según aquellos profesores paletos.
Ah... sin duda, el encontrar esta pequeña libretita en el bolsillo de aquella jovencita fue un pequeño regalo, se siente bien el poder aclarar mi mente con escribir y ver mi trabajo con total satisfacción.
Se puede ver en sus caras y en la mía, una metamorfosis final exquisita.
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Para mi amigo Alejandro Hernandez.
Quien es el único lector, que bien, me lee con gusto.
De un escritor amateur a otro.
Aun no somos buenos, pero mira que somos persistentes, mano.